Agustín González, una vez más, nos presenta su última obra en la prestigiosa galería Zúccaro de Madrid. En su trabajo, como siempre, sabe captar Madrid desde sus más bellos ángulos; la ciudad se humaniza a través de su visión. Las amplias avenidas, el abigarramiento de las casas, la profundidad punteada por los altos edificios, son elementos que permiten al artista desarrollar un curso de buena pintura, de magnífico dibujo. Utiliza el color de manera ajustada, inteligente, captando el ritmo de la ciudad. Y así sus grandes avenidas se convierten en plácidas, las terrazas dispuestas a ofrecer un alto a los paseantes; la movilidad de los transportes públicos, los escaparates de las tiendas de la Gran Vía; el ritmo sin cesar de calles y la edificaciones en que se encuentra. Y junto a estas vistas de la gran ciudad, la placidez de las estrechas calles del viejo Madrid... también considerado un viajero incansable, se muestra respetuoso con las imágenes de Nueva York y en ocasiones los nocturnos. Mundo que Agustín González refleja a la perfección a través de una pintura ágil, directa, serena dentro de sus texturas matéricas características de su forma de trabajar, una delicada riqueza, una densidad de relieves sugeridos, y una elegancia de tonos que contribuyen considerablemente, para esta impresión de estar el contemplador ante el reflejo de una realidad matizada, de una realidad parcialmente metamorfoseada por la mirada y la interpretación del pintor.
Las impresiones que recibe las transmite a la perfección. Sus pinceladas son siempre ajustadas, medidas, directas, sin concesiones. Agustín González hace esto tan difícil que es pintar.
Mario Nicolás
Director de la revista Gal-Art.
El hiperrealismo de Agustín González, marca su propia huella en la Galería Zúccaro de Madrid. Es precisamente esta última gran urbe la que se exhibe en la exposición como su gran musa en un estilo cultivado hoy en día por mu pocos, se lamenta González, quien ha dedicado gran parte de su vida a retratar el más mínimo detalle de los paisajes con los que se encuentra alrededor. Tanta es su precisión con el pincel, el la línea del maestro Antonio López, su gran referente, que muchos de sus óleos tienden incluso a confundirse con fotografías. Este ejercicio de espejismos y obsesiones es al que precisamente se enfrenta el espectador con su colección de cuadros, en su gran mayoría dedicados a Madrid por ser esta ciudad de adopción la que le ha brindado ahora la oportunidad de exhibir sus pinturas.
Nueva Alcarria-Guadalajara.