Botella quiere privatizar en el tiempo de descuento el antiguo mercado de frutas y verduras de Legazpi
Un chollo comparado con los alquileres de Gran Vía
El fin de la moratoria para los alquileres de renta antigua se ha llevado por delante en Madrid emblemáticos comercios. Es el caso de ‘Así’, más conocida como la ‘casa de muñecas’ de Gran Vía, una tienda de juguetes que tuvo que echar el cierre el pasado mes de enero porque no podían pagar los 50.000 euros mensuales de alquiler que les pedía el propietario del local. Hasta entonces pagaban 10.000 euros mensuales, justo la mitad de lo que propone abonar la empresa Adripabel al Ayuntamiento de la capital por el antiguo mercado de frutas y verduras de Legazpi, en el distrito de Arganzuela, donde pretende construir un macrocentro comercial y un parking. El proyecto presentado recoge una inversión de 53 millones de euros y el pago de un canon anual de 60.000 euros.
Una modelo sin experiencia
Al frente de la empresa está una modelo de poco más de 20 años, Adriana Escudero Martínez hija de Pablo Escudero Arias-Dávila, que figura como apoderado de la misma. Este último es hermano de Miguel Escudero Arias-Dávila, condenado por ser el cerebro de una red de fraude del IVA en los años 90 y que fue indultado por el Gobierno de Mariano Rajoy, con Alberto Ruiz-Gallardón como ministro de Justicia. La empresa se constituyó en abril de 2013 con un capital social de 3.006 euros que fue ampliado a 324.297 euros en agosto de 2014. Dedicada a la administración de valores y la rehabilitación de edificios, sólo se la conoce por presentar este proyecto al Ayuntamiento de Madrid.
59.350 metros cuadrados de negocio, 9.250 de servicio público
Adripabel propone construir un mercado turístico de 16.800 metros cuadrados, una zona comercial de 8.000 metros cuadrados, un centro deportivo de 7.500 metros cuadrados, una biblioteca pública de 1.750 metros cuadrados y un aparcamiento subterráneo de nueva construcción de 34.550 metros cuadrados repartidos en cuatro plantas. O lo que es lo mismo, 59.350 metros cuadrados para explotación comercial y 9.250, a servicio público. Las cifras cantan, máxime si tenemos en cuenta que se trata de un espacio destinado a uso dotacional de administración pública.
Adripabel siempre gana, pase lo que pase
Si finalmente el Ayuntamiento da luz verde al proyecto, saldrá a concurso público. Si la adjudicataria no es Adripabel, la empresa ganadora estaría obligada a pagarle una indemnización por el desarrollo y presentación del proyecto. No es la única ventaja con la que cuenta la promotora de esta operación: en caso de que el consistorio, una vez aprobado el estudio de viabilidad se eche atrás –una posibilidad bastante realista dado que hay elecciones en mayo y habrá otro equipo de gobierno en el municipio-, también tendría que pagar una compensación. En definitiva, que pase lo que pase, Adripabel siempre gana.